Un poco historia
Este monasterio de San Agustín de la ciudad de Palencia, proviene de una fundación hecha por Don Martín Pérez de Zamora, Prior del Monasterio de Santa María de Valladolid, en Hornillos de Cerrato (Palencia), año de 1326. Esta villa, que acogía aquel incipiente beaterío, estaba llena de historia, plagada de anécdotas interesantes de caballería. Habitada desde los romanos, reconquistada por Alfonso III… ampliada y fortificada durante el esplendor cristiano. Allí vivirían también las canónigas regulares.
Fue su primera Abadesa Doña Juliana Martínez que como su joven comunidad, se cobijó bajo la Regla del gran San Agustín y la advocación de Nuestra Señora de Belvis. Gozó desde sus inicios del favor y la protección espiritual del Obispo de la Diócesis: Don Juan de Saavedra y en lo temporal de Doña María Juana.
Con Él y solo para Él recojo las moneditas que haya a mi paso en el camino de esta vida. ¡Que gustiño si son muchas!
Sor Ángeles
Animadas por un espíritu eclesial, tan propios e intrínsecos al carisma de la Orden y haciendo norma lo decretado en el Sagrado Concilio de Trento, bajo mirada y dirección del Señor Obispo Don Fernando Miguel de Prado lo disponen todo para trasladarse a la ciudad de Palencia. En la capital, podrían estar mejor atendidas espiritualmente, que era una de las directrices prácticas del referido Concilio de la Iglesia. Toda la Meseta Norte, sufrió por aquellos años los cambios y consecuencias drásticas de la despoblación. Las monjas de haber mantenido allí su casa, hubieran quedado demasiado apartadas de la atención espiritual y material durante los meses de invierno o lluvias, eso sin contar con el desplazamiento de personas y suministro, hasta las villas cercanas.
Cuentan que fueron recibidas aquel 11 de Junio, día de San Bernabé apóstol de Cristo de 1589 por el Cabildo y todo el pueblo. “Con extraordinario agasajo”, según las crónicas.
En la Villa de Vertavillo, a una distancia casi igual de la capital, existía también otro monasterio de religiosas de San Agustín, bajo la advocación de Sta. Eugenia. Impulsadas por los mismos deseos de fidelidad a Trento, deciden juntarse con sus hermanas en la capital, poniéndose bajo la obediencia de la Madre Abadesa del de Palencia. Arribaron al monasterio de Palencia, seis años después, en diciembre de 1595. La comunidad anfitriona, demostrando con este gesto la alegría que las inundaba al verse todas juntas, esperaba en la puerta reglar, con velas encendidas y las notas del “Te Deum” en sus labios. Así quedaban fusionados estos dos monasterios y sus respectivas comunidades, “…para consuelo y bien de todas”.
A costa de su bienes el licenciado D. Juan Leal de Arce de los Ríos, Abogado de la Cancillería en Valladolid, dejó estipulado se le construyera a las Canónigas Agustinas, nueva Iglesia y Sacristía.
En la desamortización, el monasterio sufrió grandes pérdidas, llegando a extinguirse sus bienes. Quedáronse en una considerable pobreza material. A causa del decreto del Ministerio de Gracia y Justicia fue suprimido el monasterio y la comunidad. En estos tiempos tan difíciles para las hijas de San Agustín, sus hermanas Recoletas fueron asilo y acogida, brindando sustento material y calor humano a las probadas religiosas. Permanecieron en el monasterio recoleto dos años (1870-1872).
De regreso a su casa, encontraron muy desvencijado el monasterio, por haber servido de acuertelamiento a las tropas y oficinas de reserva.
Superados los contratiempos y las estrecheces propias de años difíciles de escasez y posguerra, la comunidad comienza la vida regular y la clausura. Todas de nuevo juntas, felices de volver al hogar que a tantas había visto iniciarse en las virtudes y en la vida religiosa.
Allí vivió la comunidad hasta 1983, debido a que las altas edificaciones quitaban luz y producían humedades, se acordó el traslado a otro de nueva planta y a las afueras, donde vivimos hasta hoy para Dios en el corazón de la Iglesia.
QUIÉNES SON LOS CANÓNIGOS REGULARES LATE[...]
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